Intercambios

Childe Hassam (1859- 1935) El muelle St. Michel (s/f)


El intercambio generalizado es el alma de las ciudades, lugares signados por la proliferación de encuentros entre poblados laberintos en los que cada uno, finalmente, encuentra lo que busca o se sorprende con un inesperado hallazgo.

Aquí y allá

La disposición potencial de un aquí situado y orientado, capaz de desplazarse en un orden espacial articulado, manifiesta una primigenia producción sintética de una articulación fundamental que es la que opone aquí/allá.
Aquí es lo propio y lo señalado, allá, el fondo de lo extraño. Se desarrolla entonces un preciso gradiente de sucesivas envolturas pericorporales que miden de forma vívida la experiencia tanto tópica como extensional del aquí entonces plenamente situado en un lugar propio.

Desde el punto de vista fenoménico es aún pronto para hablar, con nitidez, de un “dentro y fuera”, tal como proponen  Norberg- Schulz y Wandelfels, pero sí de hacer mención a la condición perceptivo-corporal previa y necesaria para constituir ámbitos y recintos.

Edículo habitado (3)

Germán Cabrera (1903- 1996) Romántica (s/f)


Las tetonas montevideanas, si habitan el umbral de la puerta, esperan ansiosas, mientras que en las ventanas sueñan quizá cantando un tango o un bolero. Arquitectura y vida se ajustan a la perfección en lo cotidiano y cuando sonreímos, lo hacemos con comprensión.

Situación y reflexión

Lo que distingue al ethos humano de la conducta animal es que ciertas acciones pueden ser objeto de reflexión, sea porque se orientan según una finalidad, sea porque obedecen a un impulso no inmediato, sea porque se dotan de medios para la consecución de fines, pero, por encima de cualquier otra consideración, porque pueden situarse ante un conflicto de específico carácter moral.
Mediante la reflexión, la acción del sujeto —y el sujeto mismo— se vuelven objetos de sí mismo.

 Esta capacidad efectiva de reflexionar deviene de una situación antropológica esencial: el sujeto puede tomar distancia del lugar que ocupa en el mundo, precisamente porque ha constituido en él un “aquí” centrado en su ambiente. (Cfr. Maliandi, 2004. 45).

La historia del lugar

Pedro Figari (1861- 1938) Una esquina de Montevideo (1890)


La ciudad es un palimpsesto, según André Corboz. En esta lograda vista de Montevideo, se yuxtaponen las marcas infligidas por ciertos acontecimientos con la pervivencia de elementos construidos en diversas épocas. 

La finalidad en arquitectura

El habitar promueve el pensamiento proyectivo y la actividad constructiva de obras que  se adecuen, de una forma hermosísima, a las necesidades más propias de los seres humanos, en la formulación albertiana.
La adecuación buscada entre el modo de vivir en los lugares y los artefactos que configuran estos lugares, además de fundarse en el pensamiento esclarecido y el arte logrado, se origina en el conocimiento positivo del habitar humano.

La teoría del habitar aspira a esclarecer y sistematizar el saber social que, entre otros aspectos, constituye la finalidad de la arquitectura

Bordes

James Tissot (1836- 1902) Una visita al Yacht (s/f)


Ya se ha dicho: los bordes suponen una clara atracción. En este caso, este borde es hermoseado tanto por los equipamientos como por los habituales happy few.

El tiempo y el lugar

En principio, puede que sólo exista un sueño, una idea vaga, un deseo impreciso.
Luego, la idea toma una forma y, entonces, constituye una demanda, algo concreto con que podemos echar adelante un conjunto de posibilidades futuras. Esto último constituye un proyecto y procede por sucesivas y progresivas desambiguaciones; se deriva de una idea imaginada a una síntesis de la forma. A esta forma le debe corresponder una materialidad y de allí proviene la actitud constructiva o transformadora. Lo posible, negociado con lo real, da por fin con un constructo material, energético e informativo. Más allá en el tiempo, se sucede la frecuentación en el uso, el recuerdo o el olvido, quizá el abandono.

Habitamos tanto el futuro entrevisto en un proyecto, así como la memoria de lo que hemos soñado alguna vez.

Lavandería

Giacomo Ceruti (1698- 1767) Lavandera (1736)


En la memoria histórica de la casa anida la escena de las peores pesadillas del trabajo doméstico, si se excluye la limpieza del hogar. Ahora hay lavarropas automáticos, pero no obstante, persiste la histórica fatiga por esta tarea.

Lo arquitectónico como propiedad

El objeto arquitectónico se constituye como una peculiar manifestación del ser de las cosas con las que se habita.
Las cosas en sí, afectadas por el toque de la vida, manifiestan su condición de componentes de la realidad vinculante de la habitación del espacio y el tiempo. Así, muestran un cariz particular capaz de portar valores, toda vez que las alcanza la intención del sujeto habitante. El objeto habitable se caracteriza positivamente como arquitectónico precisamente cuando adquiere la arquitectura como propiedad, esto es, cuando adopta el sometimiento de fines secundarios a uno principal.
Así, la arquitectura, además de constituir una actividad social de producción, además de constituir sus objetivaciones resultantes de esta actividad, también es una propiedad de los lugares habitados.

Soledad

Vilhelm Hammershøi (1864- 1916) El coleccionista de monedas 1904)


Parece que lo que señala distintivamente nuestra contemporaneidad es la soledad y el ensimismamiento. Con toda nuestra actual tecnología de la comunicación cada vez estamos más eficazmente incomunicados.

El territorio ¿objeto o sujeto de políticas?

Hace poco un/a visitante singularmente lúcido/a (AlmaZen) me realizó un comentario-cuestionamiento realmente agudo: ¿El territorio es un objeto o un sujeto para las políticas públicas?
Por suerte encontré un pequeño ensayo que trataba de la cuestión: Anaya González, Lorena (2011) “El territorio: ¿objeto o sujeto del desarrollo?” Ide@s CONCYTEG 6 (77) pp. 1330-1345.
En sustancia, el ensayo sostiene que, antes, el territorio era un objeto para la política toda vez que aquél era reducido al mero espacio físico y además que es un asunto o región en donde la política le alcanza sólo en la etapa post decisional, esto es, luego de resolver qué política aplicar. En cambio, en la actualidad y debido a ciertos fenómenos contemporáneos…”se empieza a reconocer el papel activo y estratégico que juegan las ciudades y regiones; y por tanto el territorio empieza a ser visto como un sujeto activo del desarrollo”.

Lo que puedo reflexionar al respecto: el territorio en sí mismo no es ni un objeto simple ni un sujeto, sino una estructura víncular determinada y concreta del ejercicio del poder de un colectivo dado sobre un lugar. Por ello, no puede ser reducido al mero espacio físico. Pero como el territorio es un fenómeno político concreto, la política sólo puede concebirse de forma abstracta; en definitiva, el ejercicio del poder sobre el lugar se realiza de modo concreto y efectivo sobre el lugar y los sujetos que lo habitan. Por ello, me parece que, en todo caso, debería reclamarse al decisor de políticas que tenga en cuenta el carácter concreto del territorio y no ya el abstracto espacio físico, ya que omitiría precisamente un ingrediente insoslayable: los sujetos habitantes y sus vínculos concretos con el ambiente físico, económico y social.

Edículo habitado (2)

Germán Cabrera (1903-1996) Comí mucho (s/f)


En la terracota, la arquitectura es señalada con el mismo humor que la golosa habitante, que, como lo hacían tantas amas de casa a mediados del siglo XX, esperaban la vuelta de sus maridos, cuando no la confidencia de las vecinas.

Plumas ajenas: Roberto Masiero

Ya que la estética se pregunta por los sentidos y las sensaciones, debemos establecer de qué modo éstos se encuentran relacionados con la arquitectura. Por cuanto se refiere a los sentidos, la relación es obvia; siendo la arquitectura uno de los modos en los que hacemos artificial el mundo, y siendo el mundo el lugar donde actúan nuestros sentidos, resulta inevitable una estrecha vinculación entre los sentidos y el producto arquitectónico. Podría tan sólo precisarse que, entre aquellos, la vista ocupa un lugar privilegiado. Más complejo resulta el análisis de la relación entre las sensaciones, entendidas como estados de conciencia producidos por un estímulo interno o externo al sujeto, y la arquitectura. La gama es, sin duda, amplia y de difícil definición. Por ejemplo, la arquitectura puede producir sensaciones de bienestar o malestar, de fascinación, de estupor, de admiración, de curiosidad y otras muchas más; llegando incluso a esas formas particulares de “sentir” que pueden provocar sensaciones de identidad o pertenencia, tradicionalmente impregnadas de tintes políticos.

(Masiero, 1999)

Fábrica

Robert Sterl (1867- 1932) Trabajadores del hierro (Krupp) (1919)

El lugar de trabajo, signado dramáticamente por el esfuerzo y el incremento del valor. En la era posindustrial quedan a veces los relictos de tales lugares, en donde se deposita el polvo sobre las máquinas muertas.

El valor en arquitectura

Los bienes arquitectónicos tienen un hecho constructivo referente, configurado como un estado (de conservación, de uso, de valor simbólico).

Su valor material radica en el estado material de conservación, la calidad constructiva original, la coherencia histórica en la sustitución de elementos, el valor intrínseco de los materiales y componentes, el valor artesanal del trabajo humano empleado y el incremento o decremento de valor por el uso. Por su parte, los valores inmateriales radican en la valoración social subjetiva de sus funciones principales, la referencia histórica a sus moradores o usuarios, sus valores escultóricos y estético-arquitectónicos, su condición de objeto testigo de una época, escenario de eventos o personajes memorables o de la figuración arquitectónica de mitos históricos.

Altillo

Carl Spitzweg (1808- 1885) El pobre poeta (1839)


En donde mora el poeta es precisamente en el altillo, bueno para la ensoñación.

El territorio

El término territorio designa un área definida signada por su posesión y dominio por parte de personas, organizaciones o estados.
El antecedente latino territorium hace mención a la tierra emergida, aunque en la actualidad el concepto de territorio comprende las aguas, el subsuelo y el espacio aéreo de un área delimitada que tiene un contorno trazable sobre la superficie de la Tierra.
El signo principal que denota al territorio es el imperium, el dominio, la extensión física del poder político. Los confines del poder trazan los límites figurales,  que dibujan sobre la comarca el contorno que cierra y define el territorio. Se constituyen sobre estas trazas las fronteras que son simbólica y concretamente, frentes de ataque y defensa.

Este signo principal configura entonces en la piel de la superficie terrestre una especial proyección humana y social sobre su espacio continente.

En el invernadero

James Tissot (1836- 1902) En el invernadero (s/f)


A través de un proceso tan amoroso, interesado tanto como encarnizado, nos aplicamos a traer hacia nuestro entorno ciertos elementos de la Naturaleza, para modificar y acondicionar las condiciones de su supervivencia siempre a nuestra mano.

Lugar y espacio

El espacio, para Heidegger, es algo aviado, despejado, rozado (en el sentido de desembarazar un emplazamiento territorial de árboles y drenar ciénagas), algo que se descubre a partir de una rarificación del lugar.
El lugar sólo puede constituirse por la plenitud del ser de la cosa, mientras que el espacio sólo es concebible como una negación del ser: un vacío, una nada relativa, una pura y abstracta extensión.

Vistas así las cosas, la verdadera esencia de la arquitectura es la constitución efectiva de lugares mediante las construcciones y no la contemplación abstractiva del espacio transformado como juego de extensiones.

Aviso a los navegantes: Australia


Este blog ha recibido visitas desde Australia. Mucho me complace esto. Si lo desean, australianos, dejen sus comentarios. Estos me resultarán muy útiles para desarrollar mi labor.

Aviso a los navegantes: Francia


Este blog ha recibido recientemente visitas de Francia. Esto me alegra tanto como me enorgullece. Por favor, si lo entienden conveniente, franceses, dejen sus comentarios. Me resultarán de mucho interés para seguir en esta labor.

Edículos habitados (1)

Germán Cabrera (1903- 1994) Si no llega lo reviento (s/f)

Los edículos funerarios y milenarios que tanto gustan a Pedro Azara (los denomina casas del alma, nada menos) son pequeñas arquitecturas con una oquedad aparentemente vacía —el lugar disponible para el alma de los difuntos—. Como alternativa, las pequeñas esculturas de terracota de Germán Cabrera también reducen la arquitectura a lo esencial, pero están ocupadas por sus tetonas/tectonas, que desbordan vida y fertilidad. Las casas del alma son milenarias, las tetonas son apenas del siglo pasado, pero palpitan la ansiedad de las puertas.

Arquitectura y política

Los vínculos entre la arquitectura y la política aparecen singularmente interesantes.
Por una parte, las arquitecturas y las ciudades son expresión —en forma y contenido— del ordenamiento político, tanto en lo que éste supone como concierto social, así como en sus manifiestas contradicciones y conflictos. Por otra parte, las arquitecturas son el resultado no sólo del imperio de la Política, sino además, resultados de políticas públicas específicas orientadas al desarrollo social y también resultado de orientaciones y directrices de los actores sociales ciudadanos.
Si se considera a las arquitecturas en su conjunto como manifestación cultural de una comunidad, entonces la propiedad de la arquitectura del hábitat es tanto una expresión como un resultado de la cultura política de ésta.

Aviso a los navegantes: Brasil


El blog ha recibido visitas de Brasil, lo que mucho me complace. Por suerte, en un caso he contactado con un interesante sitio desarrollado por un colega.

Si te parece, comenta tus impresiones sobre el blog. Tu opinión me sirve de mucho para seguir con este emprendimiento

Tejados

Carl Spitzweg (1808- 1885) El hipocondríaco (1865)


Volcada hacia las cubiertas, la imaginación vuela. Antes, las casas tenían una cabeza para habitar los ensueños y respirar ancho para recibir la adecuada inspiración.

La casa como paradigma

Es siendo un cosmos que la casa, la representación más entrañable y básica de todo el habitar, que implica el  punto o centro de dos facultades cruciales para conocerlo y constituirlo: contemplar y soñar.
Habrá que ver si allí, en el habitar de la casa, son dos efectivas facultades claramente diferenciadas: Bachelard ha confiado claramente en un soñar clarividente que permita dar con la cosa misma del habitar.

Por otra parte, la ciencia social empieza a descubrir un valor revelador en las utopías, los mitos y en las quimeras que se forjan, habitando en la casa, con respecto al habitar futuro y deseado (Lindón, 2005).

Playa



Eugène Boudin (1824- 1898) Trouville, Escena de playa (1880)

La playa ejerce una peculiar fascinación, que es una atracción por los bordes, esto es, por las líneas fronterizas entre dos territorios fuerte y diferencialmente caracterizados.

Establecerse, hallarse, poblar



Términos muy próximos a habitar son establecerse, hallarse y poblar.
Quien establece hace uso de un poder, mientras que el pronominal establecerse marca un primordial gesto de soberanía reservado a todo sujeto integrado en una trama social: aquí estoy, en mi lugar social, siendo uno de mi gente. Hallarse, por su parte, hace mención a una localización efectiva en una situación y ocasión: una posición relativa en una situación, esto es, señalar claramente una presencia. Poblar, en fin, es ocupar las gentes un lugar, con el fin de habitarlo. Todo parece indicar que estos términos tan próximos lo son precisamente por hacer mención específica a aspectos cruciales en la configuración significativa del hecho de habitar, aunque cada uno de ellos sólo haga mención a un componente.
El significado de habitar radica en la superposición lógica de los significados de establecerse, hallarse y poblar.

Muertos

Juan Manuel Blanes (1830- 1901) Episodio de la fiebre amarilla (1871)

Hay veces que irrumpimos en un fallecimiento y ante nosotros se abre una ominosa ventana hacia aquellos que ya deben morar en el lugar de los muertos.

Plumas ajenas: Roberto Doberti


… Cabe señalar que en general las teorías se formulan a lo Jano, con dos caras. Las teorías tienen una cara propositiva, aquello que dicen y pretenden explicar o alumbrar, y una cara opositiva, el rechazo y hasta el ataque a aquella otra teoría previa que opera sobre ese mismo recorte de lo existente o de la palabra. La teoría se arma no solo como intento explicativo sino porque hay algo que molesta, porque hay una disconformidad con versiones preexistentes, o una incomodidad porque se ignora o escabulle una porción de realidad que merecería estar a la luz.
  Roberto Doberti