Plumas ajenas: Horacio Capel

Hay que reconocer que una cosa es el problema de la vivienda y otra el problema de la buena vivienda. Para lo primer basta un alojamiento decente como el que la arquitectura racionalista ha permitido construir. Lo segundo implica no solo estándares adecuados, en dimensiones y equipamientos, sino también condiciones ambientales, accesibilidad al trabajo, vecindario agradable, equipamientos colectivos utilizables. Algo mucho más complejo y delicado que construir polígonos de viviendas para las clases populares, y que pone en cuestión una parte de la práctica inmobiliaria y urbanística.

(Capel, 2003)

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