Cuestiones de apertura (28)

Llega un día en el que adviertes que todo es un sueño, que sólo las cosas conservadas por escrito tienen alguna posibilidad de ser reales.
James Salter, 2013

¿Es que el proyecto arquitectónico no sería otra cosa que una escritura reificadora de los sueños de habitar?

Tan cerca y tan distante

Andrew Wyeth (1917- 2009) Overflow (1978)


Casi podríamos oír su respiración y sin embargo, residiendo allí, está muy lejos.

Plumas ajenas: Cristina Cerrada

Inconsútil
Es la piel de nuestro cuerpo, el uniforme de lo humano. Lo es el cielo, el mar, la cáscara de la cereza, la membrana que envuelve el corazón. El ojo que te ve no es ojo porque tú lo veas, sino porque abarca el mundo, una cosa, en la inconsútil esfera, salada transparencia de una lágrima. Inconsútil tiene la sonoridad de lo envolvente, casi uterino, y sin embargo el diccionario le niega evanescencia o sutilidad. Qué pena. Imagina un mundo sin suturas, como una trama, pero sin principio, medio, fin. La túnica tejida por la madre que no se puede desgarrar. El habitáculo redondo y resbaladizo al que nunca se accedió, del que no se puede salir.

(Cristina Cerrada, 2007)

Comportamiento de los puentes

Pierre-Auguste Renoir (1841- 1919) Puente Nuevo (1872)


Hay puentes que se contentan con unir una ribera con otra. Pero hay otros   —los mismos, en realidad— que transforman: uno es de una manera cuando parte y otro distinto cuando llega. Depende del modo de cruzarlos.

Sueños, proyectos, diseños

La misma enumeración sugiere un deslizamiento continuo y progresivo.
Se va desde de lo casi amorfo a aquello que adopta su forma más cabal. Se iría desde lo errabundo a la plena contundencia de lo que es a su modo. De lo inaprensible a esto que compruebo en la operación.

Sin embargo, cada uno de los términos tiene una entidad propia y diferencial, que niega el deslizamiento hacia la plena equiparación.

Cuadros que son ensayos

Henri Matisse (1869- 1954) Le silence habité des maisons (1947


No hay otra cosa que hacer que pensar en el título del cuadro.

Plumas ajenas Roger-Pol Droit

Oïkos, en grec ancien, dit à la fois ce que nous nommons « maison » (bâtiment où l’on habite), « patrimoine » (biens meubles et immeubles possédés par une communauté ou un individu) et « famille » (ceux qui vivent sous le même toit). Ce triple sens recouvre d’autres singularités : ce «chez soi» antique est moins un lieu de repli que d’échanges, moins un espace de clôture que de circulation. Loin de se définir comme unité originaire et substantielle, il est marqué par l’altérité et la pluralité.
On tentera de se demander ce qui persiste, en silence, de cette diversité de la maison des Grecs dans les interrogations contemporaines désignées par des termes où oïkos est toujours présent, sans être vraiment entendu : éco-nomie (règle de la maison), éco-logie (science de l’habiter), écou-mène (terre habitable). Dans quelle mesure continuons-nous à penser la production, la société, la nature, les langues, la terre à l’aide d’éléments empruntés, depuis les Grecs, à la maison ?

Roger-Pol Droit, «Qu’est-ce qui, de la maison des Grecs, habite encore silencieusement les nôtres ?»,

Gloria en las alturas

Museo Berggruen


Hay maneras magníficas de rematar la cubierta de un lugar.

La metonimia del techo

Se suele decir que contar con un techo vale por la expresión tener una casa, un cobijo.
La cubierta es la figura por excelencia del amparo. Por otra parte, su mera sombra —proyección sobre el suelo— ya supone un aquí sumariamente acondicionado. Cubrir un lugar es, desde el punto de vista tectónico, el quid del desafío técnico: todo el talento constructivo se aboca a cobijar una luz, un intervalo susceptible de ser habitado.

Hacer mención a una cubierta es dar con el elemento constitutivo de la arquitectura del lugar.

La ciudad soñada

Eugène Galien-Laloue (1854- 1941) Boulevard Bonne-Nouvelle (1941)


Por aquí dicen que si todos los cristianos buenos, cuando mueren, van a dar al Paraíso, mientras que los uruguayos buenos, cuando les toca partir, van a París. Porque es una imagen tópica de una ciudad que, por esa época, sufría la ocupación alemana, también esta pintura puede muy bien ser un aquello recordado con nostalgia. Y quien dice París, dice una manera de vivir en el mundo.

Ensoñaciones del arquitecto

Quizá la caracterización más justa de los arquitectos es que somos onironautas, esto es, navegantes del sueño en la vigilia.
¿Con qué soñamos? Fundamentalmente, con estados futuros de cosas. Con alternativas. Con estructuras perdurables, útiles y bellas. A algunos les complace una cierta intemporalidad que algún día lejano llegará a constituir algo clásico. A otros les fascina la forma rotunda de las cosas bien concebidas.

A mí se me da por anhelar logradas coagulaciones de las materias y contenidos de los sueños. Porque quizá la mejor arquitectura es la que portamos en los enigmas del alma.

El agua y la piel

Anders Wilhelm Karnell (1871- 1934) Fotografía publicitaria (1923)


Que la facilidad de abrir una grifería no nos deprecie el valor del agua. 

La domesticación del agua

La sala de baño es un ámbito de inserción tardía en el interior de la casa.
Para llegar a disponer de baños como los actuales se ha domesticado el agua. Arduas ingenierías toman el agua dulce del ambiente, la vuelven potable, la distribuyen por la ciudad, la introducen dificultosamente en el interior de la casa y, a través de vistosa grifería, llega a tomar contacto salutífero con la piel.

El agua doméstica debe tratarse con el cuidado que merecen las cosas peculiarmente importantes.

Derechos humanos de segunda generación

Aksel Waldemar Johannessen (1880-1922) Obreros (1915)


Los derechos económicos, sociales y culturales forman parte de una segunda generación de derechos humanos y se originan en el activismo social de los trabajadores. Entre estos derechos se encuentra el derecho a la vivienda.

Plumas ajenas: Horacio Capel

Hay que reconocer que una cosa es el problema de la vivienda y otra el problema de la buena vivienda. Para lo primer basta un alojamiento decente como el que la arquitectura racionalista ha permitido construir. Lo segundo implica no solo estándares adecuados, en dimensiones y equipamientos, sino también condiciones ambientales, accesibilidad al trabajo, vecindario agradable, equipamientos colectivos utilizables. Algo mucho más complejo y delicado que construir polígonos de viviendas para las clases populares, y que pone en cuestión una parte de la práctica inmobiliaria y urbanística.

(Capel, 2003)

La alcoba como signo

Ignatius Josephus van Regemorter (1785- 1873) La criada en la limpeza de la casa (1873)

El modo de habitar, como contenido, se manifiesta en la forma de la alcoba. Los modos del sueño y el deseo tienen un lugar informado


Los objetos arquitectónicos son materias y energías informadas

Es ampliamente aceptado que los objetos arquitectónicos están constituidos materialmente en el espacio. No está de más consignar que involucran también energías. Pero aún hace falta una necesaria especificación.
Los objetos arquitectónicos son materias y energías informadas. Esto quiere decir que se manifiestan como signos que una operación intencional ha constituido significados y tiene a las formas como significantes.

¿Cuáles son los significados concretos y cuáles sus formas significantes? Son de variada naturaleza, pero lo que aquí nos interesa es el modo en que maneras de habitar adoptan formas arquitectónicas significantes. A título de ejemplo, cómo es que las alcobas adoptan formas significantes de los modos del sueño y el deseo.

Naturaleza del espacio, tema de discusión

Jon Buck (¿?) Escultura en Bristol


¿Topos o jora? ¿Cómo se deja concebir el espacio de mejor manera?

Topos y jora

Piénsese en el estadio de Olimpia: allí se celebraban carreras.
Si se considera la carrera  como una entidad, esta tenía una extensión de un stadion. Como propiedad de la carrera, su lugar (topos) era una cosa llena y plena. Con el correr del tiempo, del griego stadion se pasaría a latino spatium, que designaba, en principio, al lugar de la carrera.
Ahora bien, si se piensa en la distancia que media entre la losa de la partida y la losa de la meta, entonces consideramos un continente vacío que sólo se llena en ocasión de la carrera, pero que subsiste como disponibilidad, entre una y otra. Esa entidad continente era denominada, por los antiguos griegos, como jora. Y este continente persistía vacío, sólo para ser recorrido por la ocurrencia de la carrera.

De ahí que los filósofos discutieran acaloradamente sobre la plenitud llena o el vacío del espacio.

Utopías

Wenzel Hablik (1881- 1934) Grandes edificios utópicos coloridos (1922)


Hay que aplicarse a explorar las arquitecturas y las ciudades que pueblan nuestros sueños.

Sueños y recuerdos de la casa

En el fondo de los vericuetos de la psique anidan tanto los sueños como los recuerdos de la casa.
Debe suceder algo análogo con la Arcadia, el locus amoenus que quizá hayamos visitado allá en la infancia. Así, en algún lugar de la mente se alojarían no muy distantes entre sí los recuerdos de la casa en que hemos sido felices y los deseos de un lugar para hallarnos en el mundo. Llegar a esta región de la mente debe ser peliagudo —he consultado a un psicoanalista y me contestó con evasivas—, pero más complicado debe ser separar sueños de recuerdos.

Qué no daría para ingresar, como onironauta, a esas arquitecturas fantasmagóricas.

Escribiente

Albert Anker (1831- 1910) El secretario municipal (1874)

Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo.

Salvador Elizondo, El grafógrafo, 1972

Hallarse

Hallarse es una dimensión comprensiva del habitar.
Es encontrarse, tener lugar efectivo en una situación y acontecimiento. Uno se ve localizado, esto es, ubicado; puede señalar consigo mismo un dónde. Recíprocamente, hallarse allí es lo que permite a los demás contar con uno. Hallarse manifiesta la presencia, la disponibilidad del ser del hombre.

Con todo, hallarse no es del todo una expresión sinónima de habitar.

Improntas y fantasmas

Augusto de Luca (1955- ) Roma (1996)


Un lugar con historia es un lugar donde son perceptibles las improntas de la vida de antaño y sus fantasmas.

Oposiciones

Roberto Doberti afirma, con razón, que una teoría se desarrolla tanto proponiendo nuevas visiones como presentándose en oposición a otras alternativas. De esta forma, una teoría es, a la vez, una propuesta y una revisión crítica de algunas cuestiones ya difundidas en el corpus cognoscitivo.
Aquí se entiende que la teoría del habitar revisa críticamente
  • el funcionalismo mecanicista en arquitectura
  • la arquitectura como cuestión subsumida en el obrar del arquitecto profesional
  • la consideración del proyecto y construcción arquitectónicos como fines en sí mismos
  • el entender al producto arquitectónico como puro artefacto edificado
  • la consideración del habitar humano como la consecuencia del proyectar y construir arquitectónico

Cuestiones de apertura (25)

Ocuparse del habitar supone un compromiso específico del arquitecto.
Pero el habitar puede no ser una única finalidad necesaria para la arquitectura.

¿Con qué se compromete una arquitectura más allá —o fuera— del habitar?

Tránsitos subrepticios

Carl Leopold Voss (1856- 1921) Interiores en Rothenburg (1916)


Los tránsitos por los corredores de una posada suelen ser furtivos. Como se configuran por oposición a las estancias, todo lo que se puede habitarlos con decoro es pasar por ellos expeditiva y discretamente.

Corredores

Cuando resultó inaceptable para el decoro que las distintas habitaciones de una casa se conectaran entre sí y en sucesión, fue necesario disponer los tránsitos en ámbitos ad hoc.
Como resultado, los corredores son habitados furtivamente. Detenerse en un corredor siempre es anómalo. Quienes permanecen en ellos están, en principio, excluidos de las estancias y por ello, en posición vulnerada.

Mientras que en los palacios los ámbitos de circulación están especialmente tratados, con lo que promueven el tránsito ceremonioso, en los apartamentos modernos son apenas estrechos pasillos concebidos meramente para desplazarse de un punto a otro.

Una augusta ausencia de vida

Leonardo Coccorante (1680- 1750) Interior de un edifício (1720)


Hay quienes gustan de la arquitectura de esta manera: grandiosa, noble, equilibrada. Por aquí echamos de menos algo de vida.

Valores arquitectónicos

Los valores arquitectónicos son varios y cambiantes según los talantes de los fruidores.
Hay una especial sensibilidad tectónica que aprecia las nobles piezas bien ensambladas de la carpintería tradicional japonesa. Por otra parte, se desarrolla en ciertos ánimos una acuidad especial en torno a colores y texturas bien compuestos en el espacio. No falta quien aprecie con agrado las equilibradas proporciones de los órdenes clásicos. En general, son sensibilidades, acuidades y juicios que se refieren a los artefactos en sí.

Pero debería prestarse alguna atención a cómo las arquitecturas son iluminadas por la vida: allí también hay valores propiamente arquitectónicos.

Puertas adentro

Laurits Tuxen (1853- 1927) Sirviendo el café de la mañana (1906)


Milenios de memoria civilizatoria en el trasfondo de cada gesto. Una especie de paz que no tiene precio.

Plumas ajenas: Immanuel Kant

La casa, el domicilio, es el único bastión frente al horror de la nada, la noche y los oscuros orígenes; encierra entre sus muros todo lo que la humanidad ha ido acumulando pacientemente por los siglos de los siglos.

Decoro burgués

Johan Krouthén (1858- 1932) El bibliotecario Segersteen en su casa (1885)


Algunos interiores burgueses hacen de la maniática acumulación una estética con sus propias reglas y encanto.

Acumulación

Quizá el gesto más primitivo —reptiliano, quizá— en las conductas al habitar estribe en la acumulación de objetos.
No se trata sólo de la acumulación de bienes —objetos con valor— o de insumos —alimentos, medicamentos, productos de limpieza, vestimenta y otros— o de utensilios. Se trata, en general, de diversos trastos cuya principal implementación es la memoria y referencia. Cualquiera puede, con cierta paciencia y método, remedar a Georges Perec y aplicarse a una fatigosa enumeración de todo aquello que pulula en el fondo de un cajón o aún prolifera en una mesa de trabajo.

Y llegará a la melancólica conclusión que la mayoría de las cosas son meros cachivaches puros evocadores de la vida que ha pasado.

Cuestiones de apertura (24)

Diseñar es darle forma al futuro del mundo en que vivimos. Sin embargo, por muchos motivos, esto parece una empresa desesperanzadora fundada en los fracasos de nuestros predecesores, afirma Tim Ingold.

¿Es verdad que diseñar es darle forma al futuro del mundo en que vivimos?

El juego es cosa seria

Albert Chevalier Tayler (1862- 1925) Kent vs. Lancashire (1906)


Una de las cosas que hay que agradecer a los ingleses es la seriedad y empeño que reservan para los juegos.

Plumas ajenas: Johann Huizinga

El juego es una acción u ocupación libre, que se desarrolla dentro de unos límites temporales y espaciales determinados, según reglas absolutamente obligatorias, aunque libremente aceptadas, acción que tiene fin en sí misma y va acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de la conciencia de ser de otro modo que en la vida corriente.

(Huizinga 1938)