Páginas

Teoría del Habitar Una agenda


Dora Maar (1907- 1997)

Hoy es posible anotar de modo sucinto al menos una agenda para la Teoría del Habitar.
En efecto, luego de una obstinada reflexión sobre esta materia, emergen tres tipos de aspectos implicados por una Teoría con vocación sistemática. Estos son aspectos cognoscitivos, ético-prácticos y estético-productivos. Esta tríada de atenciones no se despliega ciertamente por capricho, sino por una vocación de integralidad en clave humana. A la Teoría del Habitar nada de lo humano le es ajeno, porque constituye un asedio particular a una efusión específica de esta especial condición.

Larry Sylver (1934- )

Así como hay aspectos razonablemente esbozados con claridad, también hay perspectivas de futuro. La Teoría del Habitar, de este modo, es tanto un estadio alcanzado de entrevisiones relativamente claras, así como el atisbo de un futuro relativamente previsible y en alguna manera prometedor.

1.     Aspectos cognoscitivos
La conceptualización del lugar
Bert Teunissen (1959- )

La Teoría del Habitar principia por desplazar la mirada desde la sempiterna asunción de la realidad meramente cósica de la arquitectura para considerar un fenómeno de humana presencia y población. De ahí que necesitemos contemplar en profundidad —esto es: teóricamente— al ser humano y su circunstancia cotidiana, esta constitución tópica y crónica del ser situado y a la relación teleológica entre el habitante y la contextura efectiva del lugar.
Porque cada sitio habitado aloja a su habitante es que merece la denominación efectiva de lugar. La conceptualización de este término es el primer hallazgo y la primera herramienta de análisis tanto como de síntesis. De aquí emergerá el atisbo de estructuras y arquitecturas, porque es debido precisamente a que habitamos es que tenemos la posibilidad y el compromiso con la transformación arquitectónica de nuestros ámbitos allí donde tenemos efectivo lugar.
Hacia una antropología del cuerpo


Andrea Giacobbe

La atención cognoscitiva al habitante conduce a la Teoría del Habitar a munirse de una apropiada antropología del cuerpo.
Con tal disciplina entendemos al cuerpo como estructura estructurante, como proyección de una pluralidad compleja de dimensiones hacia lo circundante, en donde el habitante puede efectivamente tener lugar, fijando medida y tasa, forma y figura, significante y significado. Comprendemos así como el lugar se ha disociado cognoscitiva e ideológicamente en espacio y tiempo y el primero se ha desdoblado en las primeras tres vivencias con las que se construye una geometría al uso. Y también comprendemos que sólo nos asomamos a una fecunda complejidad de lo concreto vivido por las personas en los lugares.
Estructura fundamental del lugar


Max Pinckers (1988- )

Una vez que se comprende la lección del cuerpo del habitante sobre el lugar puede postularse la hipotética constitución de una estructura fundamental del lugar.
Se trata de una estructura resultante de la presencia y población del habitante en el campo espaciotemporal en donde tiene lugar. Se trata, entonces, de una calidad especial que adquieren los sitios cuando se habitan, cuando se transforman en lugares, allí donde todo se ordenará y significará de un modo especial que debe ser reconocido. En Teoría del Habitar se desarrolla así una sensibilidad destinada a percibir tal estructura, un entendimiento destinado a su comprensión y a una virtud poética para percibirla y respetarla. Porque la estructura fundamental del lugar es el dispositivo protagonista de una tercera propiedad emergente del asedio cognoscitivo de la Teoría.

La arquitectura del lugar


Guillaume Darribau (1978- )

El último emergente de la indagación específicamente cognoscitiva en Teoría del Habitar es el concepto resultante de Arquitectura del Lugar.
Es que la estructura fundamental del lugar adopta formas sutiles, lábiles y evanescentes, pero poderosas en su palpitar propio de la vida y protagonistas del acto de habitar allí donde se rozan con la arquitectura construida. Por arquitectura del lugar se entiende una envolvente del cuerpo del habitante y de su efectiva vivencia de las situaciones, que interactúa con las sendas, las estancias y los umbrales que dispone la arquitectura de piedra, ladrillos, madera y hierro. Así, en el pulsar de la habitación, en la caricia íntima que todo habitante realiza en su lugar, asoma la nítida semblanza de la arquitectura cuando es cabal escenario de la vida.

2.     Aspectos ético-políticos
Examen de las prácticas sociales del habitar


Gilbert Garcin (1929-)

Una vez que se comprueba que la arquitectura no trata ya meramente de cosas proyectadas y construidas, sino de lugares poblados por personas que se transforman, entonces es posible entender la arquitectura como actividad social de producción, en donde los arquitectos tienen a su cargo apenas una porción de tal complejo.
Así es que se impone la tarea ineludible de indagar en las prácticas sociales de concepción, demanda, proyecto, diseño, construcción e implementación de todas aquellas transformaciones del ambiente con fin de su habitación. Y se trata de actividades sociales que deben ser atendidas en esta especial condición, abriendo una sucesión de marcos de observación y reflexión.

Ética del habitar


Newsha Tavakolian (1981- )

El examen de las prácticas sociales de la habitación tiene como primer corolario emergente que entiende a la habitación como un ethos, esto es, una conducta reglada por una moralidad intrínseca.
Es que el habitar debe realizarse en una buena forma, tanto desde la perspectiva que intuye y establece ciertos principios. así como la contrapuesta o complementaria, que ahonda en la vinculación entre el habitar y la buena vida feliz como resultado imperativo. Nuestra actual situación es insatisfactoria por desigual, discriminadora e insostenible. Es forzoso señalar una vía de escape de las constricciones que nos impiden la construcción de un mundo que nos abra puertas y ventanas a la pública felicidad. Habitar no es, por ello, un simple y dado hecho, sino un proceso crónico, contingente y revisable.
La ética del habitar constituye, por estos señalamientos, un capítulo singularmente importante en la Teoría del Habitar.

Políticas del habitar


Dominique Issermann (1947- )

Una segunda derivación del examen de las prácticas sociales del habitar lo constituye el análisis de las políticas (en plural) del habitar.
También puede repararse que esta exposición ha antepuesto el tratamiento ético al político, detalle no menor, por cierto. Aquí es necesario detenerse en las pasiones sociales por el acceso a todos aquellos lugares que las personas tienen derecho. Porque todo enfoque político de la cuestión proviene —o es conveniente que provenga— de una analítica profunda de los derechos económicos, sociales y culturales desde donde ha emergido el derecho a la vivienda como una primera expresión.
También es cierto que los aspectos políticos de la Teoría del Habitar no sólo deben ser reflexionados en la tranquilidad solitaria del gabinete del pensador individual, sino que deben ser militantemente defendidos en la agitación crispada de la vida social.

El derecho a habitar


Johana Choumali (1974- )

El gran emergente conceptual del análisis de los principales aspectos ético-políticos de la Teoría del Habitar es el derecho a habitar.
Por derecho a habitar se entiende una radical extensión del ya reconocido derecho a la vivienda, a la vez que otra extensión conceptual del recientemente caracterizado derecho a la ciudad. El derecho humano a habitar es más que un derecho económico, social y cultural; es un derecho fundado en la propia constitución de la condición humana como ser situado. Se trata de asegurar a todos los habitantes lugares adecuados, dignos y decorosos en donde habitar. Y esto es una misión social integral, que involucra al conjunto de las fuerzas sociales en lo que toca a su responsabilidad y protagonismo.

3.     Aspectos estético-productivos

Estética del habitar


Julie de Waroquier (1989- )

El habitar, con sus especiales condiciones de omnipresencia crónica y tópica, exige una estética particularmente construida para sus efectos.
La estética del habitar es una estética de las inmersiones, tal como ya la caracterizara con singular lucidez Peter Sloterdijk. No es posible aquí la distancia kantiana entre el sujeto y su objeto, dado que este último no sólo contornea al primero en su totalidad, sino que lo aloja. Lo que sí es factible es una teoría estética que parta de la vivencia concreta de los sujetos en sus lugares, una estética propia y distintiva de una experiencia sensible específica.
También es una estética de la nimiedad cotidiana, de las pequeñas epifanías del ser-en-el-mundo, de las modalidades humildes de la existencia, de todas aquellas cosas que emergen a primera vista cuando tenemos positivo lugar.
Poética del habitar


Vadim Stein (1967- )

El estudio de la poética del habitar complementa el de la estética. Así, una vez examinada la aisthesis, esto es, la recepción sensible del habitar, le sigue la atención al modo en que el cuerpo del habitante consigue producir o hacer (poein) el lugar.
Porque el habitar no es un simple hecho, la poiesis del habitar no es otra cosa que una producción contingente, lo que quiere decir: una obra de arte. Habitar es un arte y los diversos oficiantes operan productivamente con diversos grados de conciencia de sí. En este sentido es ejemplar la conducta de las danzantes que consiguen conquistar su lugar de un modo especialmente eficaz.
Pero debemos reparar que todos los habitantes, de un modo u otro, trazamos nuestras propias coreografías, dando forma a los lugares que habitamos. Sólo tenemos que descubrirlos a nuestra sensibilidad y conciencia. Y aprender de ello.

Producción del habitar


Hollie Fernando

El análisis de los aspectos estético-productivos se remata con la importante instancia teórica, en donde se da cuenta de los modos sociales de producción del habitar.
En efecto, del estudio tanto de la estética de la recepción, cuanto de su producción emerge una teoría de la producción del habitar tal como una verdadera teoría del arte. La teoría de la producción del habitar es un capítulo que corona la indagación de los aspectos estético-productivos en lo que toca, en particular, a los modos propios de producción humana de lugares.
Tal teoría de la producción de lugares sería, en definitiva, el complementario dialéctico de una teoría de la arquitectura adecuadamente reformulada.

Humanismo ético y estético


Arif Asci (1958- )

La Teoría del Habitar corona su revisión de los aspectos estético-productivos con la postulación, a título de manifiesto, de un humanismo ético y estético como opción trascendente de acción.
Todo el talante implicado por esta teoría cabe en un cálido abrazo a la condición humana allí donde ésta se manifiesta tan frágil y tan necesitada. Un abrazo confortante, dignificador y también decoroso a la vez. Porque todas estas dimensiones son concurrentemente necesarias para la consecución de la morada de la humanidad.

4.     Perspectivas de futuro
Hacia una teoría del confort


Marcel Hartmann (1965- )

Así como una agenda de la Teoría puede dar cuenta de sus principales hitos alcanzados, también puede avizorar ciertas perspectivas de futuros desarrollos.
Así, puede entenderse que la Teoría del Habitar alienta el desarrollo ulterior de una rigurosa y sistemática teoría del confort. Tal materia debería ajustarse conceptualmente, así como observarse en sus prácticas y en sus producciones. Cuando se examina inicialmente la cuestión, resulta que sobre el confort disponemos de un conocimiento notoriamente insuficiente, a la vez que podemos percatarnos acerca de la importancia de la cuestión.
Es probable que una apropiada conceptualización del confort conduzca a reelaborar, a su vez, el valor reconocido que tiene la adecuación de los lugares a los requerimientos de los habitantes.

Análisis en profundidad de las demandas sobre el habitar


Robert y Shana ParkerHarrison

El encarnizamiento teórico por las solicitaciones profundas propias del habitante nos conducirá en un futuro a una indagación rigurosa que tendrá mucho de asedio psicoanalítico.
Se impondrá entonces un análisis de los sueños de las personas, en sus deseos más recónditos, en las aspiraciones más auténticas. Y el esfuerzo cobrará sentido en tanto se verá cara a cara la cabal catadura de los sueños, deseos y aspiraciones por sobre los fantasmas de la ideología y la alienación. El habitante será examinado tanto con saña heurística como con simpatía: sólo de esta manera podremos asegurarnos que nuestro interlocutor es el auténtico sujeto.

Hacia una poética arquitectónica humanista


Tom Wood (1951- )

La tercera y más calificada perspectiva de futuro de la Teoría del Habitar es la emergencia de una sólida, operativa y productiva poética arquitectónica humanista.
Tal poética no se aplica ya a la mera proyectación y construcción de artefactos, sino del alojamiento de situaciones humanas en donde estas encuentren efectivo lugar. Estas situaciones son, ni más ni menos, todas y cada una de las que todas las personas realizan allí donde se encuentren. La tarea genérica de una poética arquitectónica humanista es la construcción de un mundo de paz para la condición humana desarrollada en condiciones de adecuación, dignidad y decoro, más allá del proyecto y construcción de edificaciones.
Una poética que vuelva posibles para cada persona la factibilidad cierta de descansar a la vera de su camino, en paz consigo misma y con el mundo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario