El lugar es una entidad real y concreta.
En
cambio, el espacio es una abstracción
de ciertas dimensiones del lugar, concebida según una cierta teoría operativa.
Sobre el espacio abstracto, el arquitecto opera conscientemente con su labor de
diseño. El problema es que según este diseño, se construirá un artefacto
denominado comúnmente edificio, el que radica en un solar y transforma y
constituye un lugar.
Lo
que la teoría del habitar aporta a la cuestión es que debe contarse con un
aparato conceptual apto para tratar sistemática y rigurosamente con los lugares
y no ya sólo con el mero espacio abstracto.
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