Los objetos arquitectónicos están hechos con materias y
energías, y también con sueños, con intenciones y con efusiones del deseo.
Los objetos arquitectónicos son, en este sentido, materia
y energía informadas. Tienen una
forma propia matriz propia de los lugares habitables que es origen de diversas
configuraciones particulares, sea como artefactos de diseño y construcción, sea
como útiles. Por la virtud de su forma, a través del vínculo que las liga con
la vida humana, adquieren el carácter de bienes portadores de valor.
El valor de la forma habitable, por su parte, se
especifica, a través de las diferentes figuras, en valores definidos de diseño,
construcción y utilidad.
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