El cuerpo humano concreto es un instrumento propio de la
medida de la arquitectura y de sus ámbitos habitables.
Tanto en el minúsculo rincón así como en la nave más
grandiosa, el cuerpo humano mide la verdadera magnitud de la arquitectura con
el uso y la implementación habitable. Por supuesto, no se reduce esto a una
operación simple con una suerte de regla métrica con silueta humana: las
personas miden, con sus cuerpos, los ámbitos que habitan. Aprecian las
distancias con las extensiones de su cuerpo, con sus pasos, consideran
visualmente las proporciones, registran la reverberación del sonido, recorren
táctilmente los elementos, registran el calor y el frío relativos, así como los
gradientes de luz.
La medida de los espacios habitados con el cuerpo es
compleja y multivariable.
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