Habitamos ámbitos y recintos así como también habitamos umbrales y fronteras, esto es, los
lugares practicables que interconectan los diferentes ámbitos y recintos.
Los habitamos trasponiéndolos y en un breve pero
contundente gesto vital mudamos las investiduras: de la presencia pública
pasamos a la privada, de la condición familiar a la íntima, del trasfondo al
escenario, de la imagen implacable del espejo a la máscara (personæ) con la que salimos al mundo.
Y también habitamos los umbrales cuando constituimos un
lugar de estancia especialmente localizado allí: el lugar de la ventana, la
terraza o el balcón, las entradas, los corredores.
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