Una teoría arquitectónica no puede omitir su dimensión
ética.
Sin embargo, esta dimensión aparece muy dificultosamente
en las entrelíneas de la tratadística. Su expresión más clara está contenida en
la formulación explícita de los códigos deontológicos profesionales, allí donde
se articulan las precisiones sobre la arquitectura como actividad profesional y
la conducta esperable de los arquitectos profesionales. Pero nuestro objetivo
ahora es edificar sistemáticamente una teoría arquitectónica del habitar. Esto
ensancha mucho las perspectivas. Examinar el habitar como ethos, esto es, como acción con contenido moral, implica perfilar,
describir y reflexionar sobre la dimensión ética del habitar.
El contenido ético teórico-arquitectónico ya no es la
deliberación y la declaración de deberes del arquitecto profesional, sino el
examen de acciones sociales que nos involucran a todos, sin excepción, como
habitantes.
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