La forma arquitectónica siempre tiene un fin.
Cuando entendemos a la forma arquitectónica como fin no
estamos cultivando necesariamente ni una ideología formalista ni menos aún una ideología funcionalista de signo presuntamente contrario. La tentativa de una
teoría no ideológica de la función nos lleva a desmarcarnos por igual del
antagonismo aparente de puntos de vista sobre la arquitectura. Intentamos
reconocer en el ajuste funcional, no ya un valor, sino tres modalidades
diferentes de valor: la adecuación operativa de los útiles, la utilidad óptima
de las figuras arquitectónicas de uso y el ajuste superior de la forma
arquitectónica con su finalidad.
La Teoría del Habitar debe,
entre otras cosas, replantear una teoría de la función en arquitectura.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario