James Tissot
(1836- 1902) Habitación con vistas al
puerto (1878)
Las
vistas que se dominan con una ventana son una importante motivación para
encontrar un lugar adecuado. Hay quienes tienen la fortuna simbólica y material
de contar con una habitación con vistas (¿siempre los mismos?).
La mujer que domina el lugar de esta pintura, parece mucho más interesada en la lectura del libro que en la magnificencia que puede contemplar desde la ventana, seguramente por lo familiar que le resulta, como un cuadro más de los que dan sentido a las paredes de su hogar. Un cuadro cinético, es cierto, siempre el mismo pero siempre diferente, cambiante en luz, aparejos y paisanaje. Es un escenario con un libreto conocido y en parte compartido por los dueños del teatro y los protagonistas de la función.
ResponderBorrarEl libro, la palabra, juega con ventaja con respecto a la obertura exterior de la pared, y puede abrir tantas o más ventanas magníficas incluso si éstas se reducen en la realidad a la de una prisión, mostrando sólo el cielo o la mísera presencia de una pared próxima y ciega.
Muchas gracias por sus palabras, que más que comentarios, amplían y redondean a su manera el sentido de la ilustración
BorrarNos preocupamos siempre de la calidad estética exterior de la casa que nos ha de alojar, pero más importante es asegurar la belleza de la vista que se obtiene desde el lugar alojado. O al menos que nos permita la serenidad visual cuando echamos a volar la imaginación que nos aportan sus horizontes. Porque las fachadas no se miran en espejos.
ResponderBorrarPor aquí se cuenta que en el barrio Peñarol, lugar habitado por el personal inglés de ferrocarril, en el siglo XIX, un ingeniero tuvo la pertinente idea de pedirle a su vecino de enfrente que eligiera el color de la fachada del primero, dado que el vecino sería el contemplador privilegiado del resultado.
BorrarSu expresión "Las fachadas no se miran en espejos" es especialmente seductora y se lo agradezco. Las fachadas se miran en la retina de los arquitectos, que a su vez se ven en ellas, como si de sus propios semblantes profesionales se tratase.
Y quizá por todo ello los romanos pintaban sus paredes con escenas arquitectónicas, verdaderos decorados con una perspectiva peculiar y un punto de fuga, nunca mejor dicho, imposible.
ResponderBorrarLas suyas eran casas, como la casa mediterránea en general, sin vistas, no eran necesarias, recluidas en sí mismas donde las únicas ventanas eran altas, cercanas al techo, a través de las cuales solamente se entreveía un cielo azul o gris, blanco o negro.
Muchas gracias por sus observaciones, muy oportunas, como es habitual. Me hace usted pensar que las ventanas con vistas sólo fueron posibles con la disponibilidad de amplias vidrieras transparentes, cosa que sucedería en Europa recién en el siglo XVIII, según me parece.
BorrarMi padre ya casi no vé ,pero se sienta junto a la ventana –vive en un primer piso- y desde ahí sabe que cuando pasa una mancha roja es el autobús y que si enfrente hay una mancha gris es porque ese dia el dueño de la tienda está con migrañas no ha podido abrir .El último amigo que le quedaba murió hace unos meses.“ Claro,a Jose Luis tenían que bajarle a la calle en una silla de ruedas porque vivía en un sexto piso y además le costaba asomarse a la terraza ,pero yo aquí me entero de todo lo que pasa y no necesito salir :-) Su hermana es dos años menor .Las ventanas de su casa tienen unas vistas preciosas a la sierra,pero una depresión crónica le hace cubrirlas con una cortina oscura y no disfruta de los increíbles atardeceres que se ven desde allí
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