Pocos
intérpretes de Heidegger parecen tener claro que bajo el sensacional título
programático de Ser y tiempo se
esconde también un tratado germinalmente revolucionario sobre ser y espacio.
Bajo la impresión del encanto de la analítica existencial del tiempo
heideggariana se ha pasado por alto la mayoría de las veces el hecho de que
está anclada en una correspondiente analítica del espacio, así como que ambas,
a la vez, se fundan en una analítica existencial del movimiento. De ahí que
sobre la doctrina de Heidegger de la temporalización e historicidad —la
ontocronología— pueda leerse una biblioteca entera, sobre su teoría del
movimiento u ontocinética, algunos ensayos, y sobre sus planteamientos de una
disposición originaria del espacio u ontotopología —excepto paráfrasis
pietistas no dignas de mención—, nada.
(Sloterdijk, 1998: 305)
Comentarios
- Al respecto, el mismo Heidegger en
“Construir, habitar, pensar” es, con mucho, más conciso y claro.
- Allí, el filósofo inspira, más que una
ontotopología, una ontología de los lugares, cuestión a mi juicio mucho
más interesante.
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