Cuando apreciamos las virtudes y valores intrínsecos de
la arquitectura vernácula, reconocemos una clara y contundente adecuación de
los pormenores de la forma arquitectónica plenamente inteligibles en la
arquitectura del lugar.
El sentido de la arquitectura vernácula se verifica en la
adecuación larga y detenidamente decantada con las solicitaciones del clima de
la región, en la adecuación específicamente cultural que armoniza las
condiciones de interacción entre las comunidades humanas y su territorio, en la
adecuación a un relato original que da cuenta de la historia vivida por un
grupo humano en su solar y también en la adecuación de oficios, artes, técnicas
y tecnologías que explotan de modo integral los recursos, medios y modos
productivos disponibles.
La arquitectura vernácula es un texto claro en su
adecuado contexto.
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