Ya sea si se acepta la explicación por la que la
escritura tuvo una función fundamentalmente administrativa, como si se acepta
una función más mágica o religiosa, según la cual la escritura habría servido
para rezar al cielo, para elaborar plegarias o para registrar himnos dedicados
a las divinidades. Estamos hablando de que la escritura es de utilidad en
sociedades complejas que incluyen un número considerable de personas. No
sabemos qué es primero, si la ciudad o la escritura, pero podemos llegar a
suponer que la escritura está ligada a la urbanización. Cuesta pensar que la
escritura hubiera aparecido en sociedades puramente agrícolas, pues habrían
sido autosuficientes y no habrían necesitado del control de bienes para el
intercambio. Viendo además su sintonía con la naturaleza, no habrían necesitado
de esta interrogación ansiosa de lo que ocurriría en el futuro, que es una
preocupación más urbana derivada de la desconexión con el entorno natural.
(Azara,
2013)
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