El habitante ocupa dominando un lugar físico y un lugar
social primordiales, tenidos por propios de un modo radical, fundamental.
Sentar sus reales quiere decir, en este contexto, señalar
una ineludible soberanía, una esencial dignidad, el más simple —y por ello,
fundamental— gesto de la existencia: indicar una presencia, aquí y ahora.
Sentando nuestros reales, tenemos lugar.
Se trata del poder efectivo de señalar, con la pura
presencia el lugar que realizamos, habitando.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario