Habitar es un proyecto.
La situación y acontecimiento del habitar siempre se
vuelca con expectativa hacia el futuro y guarda profunda memoria de lo vivido.
Habitar prolifera en unas instancias críticas que alientan la transformación, a
veces morosa, de los lugares: se habita, en cierta forma, en obras en
construcción y reforma.
Si bien los modos de habitar de cada particular adoptan
formas con mucho de idiosincrático, las conductas sociales tienden a hacer
concurrir, aquí y allá y según perfiles socioeconómicos y culturales ciertos
proyectos sociales del habitar que van orientando el desarrollo de la ciudad
contemporánea.
Así, cada figura de agente social conforma un proyecto
más o menos regular, el que se traduce en la acción habitable y en las
tensiones sobre la ciudad como producción social.
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