La
promoción inmobiliaria integral, esto es, la promoción de la construcción de
edificios destinados a su venta, proviene de la experiencia de las iniciativas
en pro del alojamiento obrero y popular. Sea a impulsos de los industriales que
procuran alojamiento a su personal, sea fruto de emprendedores especulativos o
sea a través de iniciativas de corte filantrópico, la solución empresarial a la
cuestión de la vivienda obrera constituye el antecedente de esta forma de
promoción. En ciertos casos, se llega a constituir verdaderos enclaves de
carácter urbano.
Los
promotores tienden a concebir los lugares a producir en primer lugar como
mercancías: lo verdaderamente crucial es conformar una oferta comercialmente
atractiva. La atracción de la mercancía radica en aquello que parece responder
creativamente ante una demanda (“Esto es lo que usted necesita”), aquello que
es presentado como oportunidad económica (“Esto que le ofrezco es valioso y sin
embargo está al alcance de sus posibilidades económicas”), y aquello que se
presenta como una solución a un problema (“He aquí lo que le conviene a sus
circunstancias”).
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