Del mismo modo en que cada grupo
genera involuntariamente su autoclausura en su propio mundo sonoro, como si se
mantuviera oculto tras un cercado de incomprensiblidad, así se aísla
espontáneamente toda unidad cultural por su modus vivendi o su constitución
normativa. Designamos con ello un hecho para el que no hay ningún concepto
simple y convincente, pero del que proporcionan perspectivas de diferentes
matices expresiones como costumbres, cultura, derecho y ley, reglas, relaciones
de producción, juegos de lenguaje, formas de vida, instituciones, hábito. Todos
los grupos de insulamiento humanos, que se van acreditando en procesos
generacionales, y existen, por lo tanto, en su propio tiempo, participan de un
secreto de estabilización poco explorado, pero cuya existencia no resulta
difícil de entender: generan en sí mismos una arquitectura de normas, que
muestra suficiente sobrepersonalidad, grandeza y resistencia a la torsión como
para que los usuarios la reconozcan como ley válida, como estatuto vinculante y
realidad legal constrictiva.
(Sloterdijk, 2004:357)
Comentarios
- Aquí se caracteriza la dimensión nomotópica, en donde opera “el
imperio de la ley o la norma”
- Así como cada lugar tiene su zenit,
desde allí baja, vertical, la dimensión propia de la ley, la norma, la
regla, operando como una segunda fuerza de gravedad.
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