Definición
1.
Recinto total o parcialmente cerrado por muros o galerías, generalmente
descubierto. ║ 2. Lugar destinado a proporcionar ventilación, luz o
asoleamiento a galerías u otros ámbitos.
Pertinencia
Los
patios constituyen un género de ámbitos especialmente importantes en la
historia de la arquitectura.
Comentario
Se
trata de recintos generalmente descubiertos en donde se constituye un lugar, si
bien nominalmente exterior, puede implementarse efectivamente como un importante
lugar interior, toda vez que organiza en su contorno diversas habitaciones que
se vuelcan ya directamente a éste, ya indirectamente a través de galerías. En
función entre su desarrollo horizontal y su altura, el cielo adopta diversos
papeles: desde una presencia protagónica condicionando el tono ambiental
general (iluminación, radiación, sombras, corrientes de aire) hasta un sencillo
fondo perceptivo.
El
patio suele albergar actitudes corporales diversas, en donde domina la calma
meditativa o la espera paciente.
Los
patios pueden concebirse y desarrollarse tanto como elaborados y amplios
ámbitos de relacionamiento de los habitantes hasta, en un extremo, lóbregos
expedientes para conseguir algo de aire y de luz. Adoptan diversas proyecciones
sociales, desde desarrollados ámbitos públicos hasta reservados recintos
privados.
Un
patio puede albergar rituales diversos según su situación, escala y destino. En
no pocas ocasiones puede constituir un importante centro organizador de un
conjunto estructurado de lugares, así como un lugar umbral por excelencia.
En
los patios conventuales es prescriptivo el acondicionamiento del suelo del
patio como un jardín o huerto, además de contar con una fuente central o un
depósito de agua.
Los
muros y galerías circundantes suelen merecer un tratamiento esmerado
equiparable a las fachadas principales.
Ilustraciones
Salvador Viniegra
(1862- 1915) Patio del Convento de San
Francisco de Cádiz (1881)
El lugar se repliega para abrazar un
exterior confortablemente confinado. Y arriba, el cielo del lugar, el cielo
propio.
Vilhelm Hammershøi
(1864- 1916) Interior de un patio
(1899)
Del lado no glamoroso de las fachadas
ciudadanas se abren con mezquindad esos patios de aire y luz que poco ventilan
e iluminan.
Manuel García y
Rodríguez (1863- 1925) Patio interior en
Sevilla (1920)
Han cruzado el Atlántico, llevándose
la magia de la luz, de las brisas y de las confidencias, todo ello refrescado
por la música del agua en la fuente. Cómo podríamos desandar el camino al
atravesar un cancel que nos llevara de un patio en Colonia del Sacramento a
otro en Málaga. A Julio Cortázar le hubiese gustado la experiencia.
Charles Giraud (1819-
1892) El comedor de la princesa Mathilde
(1854)
Es recurrente observar el historicismo
del siglo XIX. Pero también debe repararse en que la magia singular de este
patio-comedor es deudora de la tecnología del vidrio y el hierro que hacen
posible el cierre iluminado del lugar.
Antonio Herrera Toro
(1857- 1914) Patio interior (1902)
Con los aportes de Peter Sloterdijk,
disponemos de una dimensión histerotópica para medir la profundidad de los
patios, allí donde la vida doméstica tenía lugar y a la que sólo con cierta
familiaridad, trabajosamente ganada, accedían los extraños.
Véase
también
Claustro, Galería
No hay comentarios.:
Publicar un comentario