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¿Podemos responderle a Adela Cortina?

Cabe plantearse ciertas cuestiones presentadas por Adela Cortina.
La primera pregunta es: “¿qué podría significar el término «excelencias» en una sociedad inmisericorde y competitiva?” (Cortina, 1986: 139). En nuestro contexto significa someter a crítica rigurosa la idea de excelencia arquitectónica en su relación a quiénes y cómo se las implementa, tanto en la habitación como en otros aspectos. Una sociedad inmisericorde y competitiva promueve una falaz idea de la excelencia como raros y exclusivos logros reservados a ciertos sectores sociales, a la vez que promueve la segregación socioespacial de los distintos.
La segunda cuestión es: “¿cuáles serían las virtudes envidiadas por una sociedad consumista, estratégica y corporatista?” (Cortina, 1986: 139). Hay que preguntarse aquí si una sociedad así caracterizada tiene alguna virtud envidiable. Si el habitar, como práctica social consuma la arquitectura del lugar, el mero consumo es una conducta pobre, tanto en su perspectiva ética como en su vivencia humana. En todo caso virtudes como la adecuación, la dignidad o el decoro sólo tienen verdadera cabida en un marco social que integre la producción social del habitar a sus habitantes como destinatarios recreadores y no como simples consumidores.

Por fin, la última cuestión reza: “¿cuál sería el ideal de felicidad, el ideal de una imaginación bombardeada por todo género de propaganda?” (Cortina, 1986: 139). A esto cabe responder preguntándose si toda propaganda, que bombardea la imaginación —y esto sólo es posible si se sitúa enfrente del sujeto y opuesto a éste— podría engendrar un ideal de felicidad propio del sujeto. Planteada así la cuestión, no cabe duda que para dar con algún ideal genuino de felicidad no hay otro modo éticamente aceptable que situarse en el interior del sujeto, promoviendo que sea éste y sólo éste, el que elabore por su cuenta el ideal de felicidad. Luego de ello, cabría esperar una situación ética dialógica, no necesariamente ideal, pero sí operativa, donde los iguales confronten y consensuen conceptos críticos sobre la felicidad social.

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