En
este sitio se ha defendido la idea —que hoy parece anticuada— de la
articulación necesaria, oportuna y feliz de una obra arquitectónica con el
contexto en que se inserta.
Sin
embargo, es verificable que las más difundidas obras arquitectónicas de la
actualidad (por ejemplo la torre Agbar en Barcelona y otras semejantes)
constituyen objetos singulares que se desentienden del lugar y circunstancias
urbanas en que se insertan.
¿Es
que la atención arquitectónica al contexto —no hablemos de contextualismo— no
es más que una ideología?
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