Puede
pensarse que el habitar podría observarse en forma específica de conducta
humana.
Pero
con esto no podríamos contentarnos, ya que es necesario interpretar esta conducta. Esto implica interrogar cómo se
constituye, tanto para el habitante como para el observador científico, el
habitar como signo.
Hay
que descubrir, tras el velo de la cotidianidad y la presunta obviedad, las
conductas significantes y su relación con hondos significados alojados,
seguramente, en las profundidades de la psique.
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