De
prosapia mediterránea, propia de climas secos, las azoteas rematan a su manera
ciertos edificios.
Estas
superficies horizontales suelen recibir con agrado a gentes que buscan sol,
aire o vistas. A veces les inferimos las ofensas del olvido o, peor aún, de las
antenas. Puede contemplarse en Valparaíso el gozoso flamear de las ropas
tendidas.
Como
remates habitables, las azoteas deberían, a justo título, demandar una
importante atención.
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