Piénsese
en el estadio de Olimpia: allí se celebraban carreras.
Si se
considera la carrera como una entidad,
esta tenía una extensión de un stadion.
Como propiedad de la carrera, su lugar (topos)
era una cosa llena y plena. Con el correr del tiempo, del griego stadion se pasaría a latino spatium, que designaba, en principio, al
lugar de la carrera.
Ahora
bien, si se piensa en la distancia que media entre la losa de la partida y la
losa de la meta, entonces consideramos un continente vacío que sólo se llena en
ocasión de la carrera, pero que subsiste como disponibilidad, entre una y otra.
Esa entidad continente era denominada, por los antiguos griegos, como jora. Y este continente persistía vacío,
sólo para ser recorrido por la ocurrencia de la carrera.
De
ahí que los filósofos discutieran acaloradamente sobre la plenitud llena o el
vacío del espacio.
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