Se ha
consolidado en la conciencia social el derecho a viviendas dignas.
Para
las Naciones Unidas, el derecho a la vivienda no puede considerarse un simple
derecho a un mero cobijo sino que se reivindica el derecho a vivir en seguridad, paz y dignidad. Es que no vivimos
como agregados de individuos sino que nos implicamos mutuamente en tramas
solidarias. Por ello, el principio superior de la solidaridad humana fundamenta
nuestra demanda de lugares dignos para vivir.
De
esta manera, tras la adecuación y dignidad de los lugares que habitamos yacen,
respectivamente, los principios superiores de igualdad y solidaridad
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