Afrontamos
el mundo marchando.
Allí
hasta donde llegue nuestra visión nos dirigimos transitando mientras la vida
nos anime. Es natural que a este avanzar le atribuyamos las ideas del progreso,
de prosperidad y de la aproximación, siempre relativa, a nuestras metas.
Siendo
la marcha un movimiento, vincula el espacio con el tiempo. Si avanzamos,
siempre lo hacemos según la flecha del tiempo. Transcurrimos, por otra parte,
discurriendo. Por eso el pensamiento clarividente es avanzado.
Con
el auxilio de la visión, siempre podemos ir
más allá, adentrarnos en lo porvenir, en lo que conoceremos.
La
profundidad perspectiva nos impulsa a avanzar
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