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Las cosas en su sitio

Vivimos en una civilización tan reificadora que cuando nos mencionan la palabra “ciudad” pensamos en edificios, calles y plazas. Pero sólo después de advertirlo, pensamos en la gente, esto es, en los ciudadanos.
Sin embargo, una ciudad, ante todo es una comunidad de asentamiento, lo que quiere decir, un conjunto organizados de personas que pueblan un emplazamiento. Luego, la ciudad conforma un lugar, esto es, un sitio habitado por esta comunidad. Sólo después de todo esto es que se erigen edificios, calles y plazas.

¿Por qué razones —o sinrazones— nuestras ideas invierten la jerarquía real de los términos en beneficio de las cosas?

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