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¿Para qué sirve una ventana?

Las ventanas, si confiamos en la etimología de la palabra, están en principio para ventilar.
En realidad, las ventanas, como tales, están en los muros para desempeñar diversos papeles. Iluminar los interiores, vincular a éstos con el exterior, desahogar el lugar, imponer —junto a otras— un cierto ritmo a la fachada, aligerar de ésta última su peso físico y formal, administrar las vistas sobre el entorno inmediato… Parecería que la función de lugar especial para la meditación también le es propia, sólo que aparece tardíamente en la conciencia.

¿Y si fuese ésta finalidad la principal en una ventana? Entonces, el lugar de ésta sería considerado con mucha más atención, si no es que fuera la atención debida.

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