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El desempeño de los lugares umbrales

Samuel Halpert (1884 - 1930) El vestíbulo (1921)

Habitar los lugares umbrales es cosa delicada.
Consiste en salir no sólo de un lugar, sino también de una compostura acorde a éste, desmantelar una actitud, abatir unos sentimientos que se abandonan, se dejan atrás, se alojan para siempre en el pasado.
Es común que en los lugares umbrales uno ajuste ligeramente su indumentaria, su arreglo personal, su propio semblante. Los lugares umbrales no sólo se transitan por atravesamientos, sino con minúsculas metamorfosis en la apariencia. Por otra parte, estos ámbitos tienen la virtud no sólo de manifestarse en su fugaz manifestación, sino que además preanuncian el lugar que se sitúa adelante, en el futuro: el vestíbulo propone tanto la casa como la calle
El casi imperceptible rito de paso en el zaguán perdura tenue aun cuando se le ha atravesado. Lo que nos aguarda tras el lugar umbral nos recibe ya debidamente anunciados y compuestos.

El desempeño de los lugares umbrales es sutil y sin embargo profundo en su vivencia, su arquitectura debiera servir a sus rituales y no sólo con el manido recurso de la sumaria provisión de un espejo.

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