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Los estremecimientos de la piel en los umbrales

Johann Peter Hasenclever (1810- 1853) El sueño alterado (1849)

En arquitectura, tal como en el amor, se experimentan unos estremecimientos de la piel en los umbrales.
En efecto, quiere la erótica que los umbrales prometan insondables y acogedores interiores. Las pieles se conmueven, con mayor o menor intensidad, según atraviesan los cuerpos la condición liminar de los umbrales.
Se dice que el sentido del tacto se aplica a la percepción de los estímulos que incluyen el contacto y la presión, los de temperatura y los de dolor. También se dice que su órgano sensorial es la piel. Pero esto no agota las percepciones sutiles que esta realiza: el atravesamiento de los umbrales es una de ellas. Claro está, no corresponde comprender a la piel como porción del cuerpo, sino como uno-y-lo-mismo con el cuerpo.
En los umbrales es el lugar en donde se experimentan las irrupciones, —tanto las propias como las extrañas— los intercambios recíprocos y las seducciones. No es de extrañar, entonces, que la piel se estremezca allí.


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