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El papel del ensueño

Claude Lorrain (1605- 1682) Puerto de mar con embarque de la reina de Saba (1648)

Si el mundo no fuera primero mi ensoñación, entonces mi ser estaría inmediatamente ceñido en sus representaciones, siempre contemporáneo y esclavo de sus sensaciones. Privado de las vacaciones del sueño, no podría tomar conciencia de sus representaciones. El ser, para tomar conciencia de su facultad de representación, debe pasar por ese estado de vidente puro. Ante el espejo sin azogue del cielo vacío, de realizar la visión pura.
Bachelard, 1953
¿Cómo reconocer la belleza del paisaje sin haber fisgado sobre el hombro del pintor?
Gracias a los pintores paisajistas hemos puesto en valor el mar, el aire, el cielo, los juegos de la luz, el horizonte, la gracia de las arquitecturas y una cierta melancolía gozosa de los atardeceres.
Hemos aprendido a ver con método y con sensibilidad, hemos aprendido a respirar con calma las atmósferas, hemos perdido el pánico en favor del encantamiento con la Naturaleza, hemos soñado con lugares lejanos que alguna vez visitaremos para comprobar que el pintor no nos ha mentido.
Hemos descubierto los matices del agua, de las nubes, hemos comprobado cuán pequeños somos en la gloria del espectáculo total, hemos revelado la oculta armonía de los elementos que nos emociona hondo.

Hemos aprendido una lección para soñar.

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