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Alegría de vivir, alegría de habitar

Henri Matisse (1869- 1954) La alegría de vivir (1906)
Pablo Picasso (1881- 1973) La alegría de vivir (1946)

Cuando saltes de alegría, cuida de que nadie te quite la tierra debajo de los pies.
Stanislaw Lec

Los pintores de talento hacen visible aquello que a los filósofos les insumen largas cavilaciones que ocupan no pocos volúmenes de dificultosa lectura.
Por eso, es preciso leer con mucho detenimiento en ambas ilustraciones qué cosa es la alegría de vivir. Parece, si le creemos a Matisse, que la alegría es una trémula orla de color que contornea las magníficas pieles que queremos tanto. ¿O serán las posturas relajadas en el prado, al resguardo de los árboles?
Si optamos por Picasso, podemos creer que es una línea ondulante que emparenta a los músicos con los danzantes.
Podemos también creer que a los alegres les basta tener lugar: las alegrías de vivir son, entonces, alegrías simples de habitar, siempre que algún inoportuno no nos quite la tierra debajo de los pies.

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