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Hacia una heurística de las demandas sociales (II)

El Dr. Sigmund Freud y su diván

Hoy más que nunca es forzoso construir una disciplina dirigida hacia la identificación y respuesta a las efectivas demandas del sujeto habitante.
Ya no es posible descansar en la mullida y falaz convicción de conocer necesidades de un sujeto que no ha sido inquirido a fondo. Lo que necesita el sujeto lo sabe éste mismo cuando consigue liberar su conciencia. Afectar conocer las “necesidades” humanas no es otra cosa que un ejercicio de un paternalismo abusivo o una falsa naturalización. Es imperioso bucear debajo del requerimiento expreso y racionalizado para dar con el deseo, la demanda, la solicitación oscura. Se impone dar oídos al soñador.

Hay que indagar en las profundidades del sujeto deseante y demandante: dejar hablar la voz íntima de su interior y… saber oír.

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