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Colosalismo

Lawrence Alma-Tadema (1836- 1912) Escultores en la antigua Roma (1877)


La arquitectura, en ciertas excepcionales ocasiones, incurre en lo grandioso, lo ampuloso, lo monumental. En algunas de estas circunstancias, llega al extremo del colosalismo.
Por lo general, tales obras se contemplan con un cierto ingenuo asombro que duda de la manufactura humana: así, los regios comitentes y sus arquitectos se elevan a la estatura de gigantes superhumanos. Pero la cruda y cruel realidad es que, en el trasfondo de toda obra colosal  hay ingentes horas-hombre aplicadas con denuedo a la consecución superior de la forma
No siempre el resultado hace honor al sacrificio social que conlleva: tanto los soberbios comitentes como sus serviciales arquitectos no pasan de portar estaturas comunes y corrientes y así les quedan las cosas. Pero en muy raras ocasiones el resultado es tan sobrecogedor que uno se olvida, por un momento al menos, del trasfondo social de su producción.


Catedral de Sevilla

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