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Programa teórico-político del habitar (II)

Anders Zorn (1860- 1920) Retrato de Emma Zorn (1887)

Existe un segundo aspecto principal en el cuestionamiento crítico y político de los intérpretes de las demandas sociales del habitar.
Los empresarios son parte importante de este grupo que se arroga el papel de intérprete de las demandas sociales sobre lugares para habitar, transformando, según sus propios intereses, un anhelo en una demanda de consumo de mercancías. Mercancías cada vez más insatisfactorias, cada vez más caras y cada vez más enclasantes. Las ofertas inmobiliarias tienden sin el menor freno hacia las más infamantes constricciones, sus precios son determinados por la más escandalosa especulación y se vuelven, en su diferente constitución y localización urbana en un factor activo de la antisocial segregación socioresidencial.
Los políticos, por su parte, suelen conformarse con interpretar reductivamente las demandas sociales profundas a través, en el mejor de los casos, con políticas sociales de vivienda. En otros casos, ni eso: dejan que el mercado dominado hegemónicamente por los terratenientes urbanos y los promotores inmobiliarios haga lo suyo. Pero aún en los casos de aplicación de políticas sociales de vivienda, las limitaciones conceptuales y operativas de la locución vivienda de interés social, lejos de mejorar las cosas, contribuye a la desarticulación de las tramas urbanas.
Este grupo virtuoso se cierra con los tecnoburócratas, que se resignan a la complicidad operativa tanto con empresarios como con los políticos. Se conforman con perfeccionar y gestionar no siempre con eficiencia aquello que el sistema les impone. Apenas tienen algunos el privilegio equívoco de contar a veces con conciencia autocrítica para contemplar la magnitud sorda del desastre.

Por ello la consigna política, por más que suene y resuene anacrónica e ilusa es: Todo el poder a los habitantes. Tengamos el valor, la paciencia y la humildad de interrogar a fondo y con método los que las personas tienen que decirnos acerca de sus propias necesidades y anhelos.

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