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Del funcionalismo a la teoría del habitar

Chris 73 (s/d) Asiento japonés con posabrazo

Hacer más humana la arquitectura significa hacer mejor arquitectura y conseguir un funcionalismo mucho más amplio que el puramente técnico.
Alvar Aalto

A lo largo de la milenaria historia de la arquitectura se ha desarrollado un interés particular por la utilitas vitruviana, lo que en términos modernos se ha entendido por funcionalismo. Es una honda preocupación por la utilidad del obrar arquitectónico, por la implementación humana del artefacto, por la finalidad última de la arquitectura, su para qué.
La Teoría del Habitar es deudora de la tradición funcionalista, pero a la vez, emerge de una honda revisión crítica del funcionalismo mecanicista moderno. En efecto, el funcionalismo de los albores del siglo XX subsumía indebidamente el complejo contenido de función en el uno de sus componentes: la operación mecánica. De allí que Le Corbusier pudiese formular su consigna: la casa es una máquina de habitar, en 1923. No es que, en cierto sentido, no le asistiese razón, pero no toda la razón: la función también incluye otras dimensiones, tales como el uso y la finalidad, que, con mucho, son más complejas, ricas... y humanas, que la simple operación.

Por ello, la Teoría del Habitar supone una superación humanista del funcionalismo arquitectónico.

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