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Aisthesis arquitectónica con el concurso de Juhani Pallasmaa (XI)


Iwase Yoshiyuki (1904-2001)

La expresión artística tiene que ver con los significados pre-verbales del mundo, significados que se incorporan y se viven más que entenderse de forma meramente intelectual. En mi opinión, la poesía tiene la capacidad de devolvemos momentáneamente al mundo oral y envolvente. La palabra oralizada de nuevo por la poesía nos devuelve al centro de un mundo interior. Como Gaston Bachelard apunta, "El poeta habla en el umbral del ser”, pero también se sitúa en el umbral del lenguaje. Asimismo, la tarea del arte y de la arquitectura generalmente consiste en reconstruir la experiencia de un mundo interior indiferenciado del que no somos simples espectadores, sino al que pertenecemos inseparablemente. En las obras artísticas, el entendimiento existencial surge de nuestro encuentro mismo con el mundo y con nuestro ser-en-el-mundo; no se conceptualiza ni se intelectualiza.
Pallasmaa, 2005

Si, como afirma con razón Bachelard, el poeta habla en el umbral del ser, es porque los seres humanos, poetas o no, somos seres liminares, habitantes — a veces virtuosos, pero siempre ocupantes— de umbrales.
La aspiración legítima de una arquitectura en verdad humanista es conseguir la construcción metódica de lugares para que el encuentro de los seres con el mundo se resuelva de la mejor y más sencilla manera. Por ello, la arquitectura humanista debe prodigarse en umbrales propicios al pleno y gozoso bienestar humano.
Toda verdadera obra maestra arquitectónica es aquella que brinda umbral propicio a la presencia humana.

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