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Apuntes de viaje (XIX) El ombligo del mundo


Delfos, 2015

Hay lugares que tienen algo especial y Delfos justifica que los antiguos griegos lo consideraran el ombligo del mundo.
Ese algo especial se advierte no tanto en la contemplación de la belleza innegable del lugar sino con un sentido oculto. No es un asunto puramente estético. Es algo que se palpa en la atmósfera límpida cuando el cuerpo en su totalidad tiene lugar allí. Por ello, la constatación tiene un aspecto práctico: hay que ir allí y constatarlo en primera persona.
Puede ser que en Delfos podamos haber aprendido algo sobre la contextura de los lugares en el mundo que nos permita, algún día y en otro lugar, reconocer el nuevo ombligo del mundo. Porque lo que es seguro que existe y ya no es Delfos, aunque este lugar conserve la impronta de aquella virtud que sintieron los antiguos griegos. Y, quién sabe, descubramos alguna vez cuál es el sentido oculto que nos revela tal condición.

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