Anónimo
Ilustración de Tacuinum sanitatis (Siglo
XIV)
Cuando
en arquitectura y diseño se habla de personas “usuarias” se asume una
perspectiva ideológica particular sobre un cierto orden de las cosas y sus
finalidades.
En
efecto, el carácter de usuario supone una recepción pasiva y conforme de un
útil, el que está anticipado a su vez por el designio constitutivo impuesto por
la labor del artífice. Esto es: el artífice, por medio de su obrar eficaz, es
causa del útil y la disponibilidad del artefacto se cumple con la operación de
uso propia del receptor.
En
Teoría del Habitar, las cosas se conciben diferente y por ello la categoría de
“usuario” se sustituye críticamente por la de habitante. Un habitante precede y es portador y causa de una
demanda social efectiva de una transformación y arreglo del lugar en que
habita. Esta demanda es la verdadera causa del obrar del artífice y el carácter
de la obra (no sólo de útil, sino de una completa e integrada implementación
humana) se verifica efectiva y cabalmente en la existencia del habitante en el
sistema de lugares que llega a habitar.
Hay
que cuidar mucho el uso de ciertos términos, ya que cada uno de estos es
portador de una teoría implícita.
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