Ernst Ludwig
Kirchner(1880- 1938) Interior (1915)
En la
residencia burguesa tradicional la sala cumplía un importante papel: condensaba
en el ámbito doméstico el principal reducto de la sociabilidad: recibir a los
invitados, a la vez que se escenificaban los vínculos intrafamiliares de un
modo especialmente compuesto.
En la
actualidad, los reducidos apartamentos populares reducen hasta la caricatura
este persistente relicto de la cultura burguesa. Apenas nos contentamos para un
liliputense rincón para ver televisión.
El
sueño de una sala comienza con un ámbito mucho más desahogado, en donde los
integrantes del elenco doméstico puedan encontrar diversos lugares, tanto
adecuados a sus asuntos individuales, tanto como en los diversos arreglos
interactivos. En todo caso, un lugar para estar juntos y no entreverados,
proclives al acuerdo y a cubierto del agobio del hacinamiento.
Una
sala soñada no puede ser un lujo reservado a unos pocos privilegiados.
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