Constantin
Brâncuși (1876 – 1957) El beso (1907)
A la
actitud distante, ecuánime y desapegada del sujeto estético tradicional, otra
—y nueva— estética le opone la alternativa de un sujeto implicado, sumido en
una participación mutua con su objeto.
Es
esta una estética de proximidad, de complicidad, fruto de la manipulación y la
caricia reconocedora. Es esta una estética proveniente de un afecto por la
interacción, por la seducción del objeto, por el goce del contacto primigenio.
Es la
estética propia de los amantes la que necesita la arquitectura para su justa
apreciación.
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