Carl Spitzweg
(1808- 1885) El cartero de Rosenthal
(1858)
Hay en los arquitectos una atención privilegiada a la cosa
proyectada y construida. ¿Es oportuno que también dediquemos alguna atención a
las personas que habitan esas cosas proyectadas y construidas?
En
este sitio se combate la persistente idea cosificadora de la arquitectura. Y se
defiende la alternativa de observar el fenómeno arquitectónico a título de
relación o vínculo entre las personas habitantes y los lugares habitados,
quienes constituyen una síntesis superior.
Sin
materiales puede haber, no obstante, alguna arquitectura, pero sin personas,
ninguna construcción tiene ese sentido profundo que tiene la arquitectura.
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