En los documentos oficiales de
HABITAT existen infinitos “conceptos” de: ciudad sustentable, ciudad segura,
ciudad inteligente, ciudad resiliente, ciudad humana, ciudad democrática,
ciudad amigable, ciudad competitiva, ciudad autónoma, ciudad innovadora, ciudad
creativa, ciudad del conocimiento, ciudad de la palabra, ciudad dormitorio,
ciudad universitaria, ciudad de las artes, ciudad emergente, ciudad equitativa,
ciudad inclusiva, ciudad histórica, ciudad de oportunidades, ciudad sostenible,
ciudad compacta, ciudad sustentable, ciudad patrimonial, ciudad de todos,
ciudad dispersa, ciudad educadora, ciudad vieja, ciudad verde, ciudad a escala
humana...
Fernando
Carrión, 20161
En
este caso, la adjetivación es traicionera. Tiene la virtud de poner lo político
en primerísimo plano. Hay razones para ello: los problemas de la polis, son,
primero y fundamentalmente, políticos. Y la solución genérica para todos los
problemas es, de momento, la democracia en proceso continuo de
perfeccionamiento.
No
obstante, es fácil sospechar que la adjetivación siga teniendo una tara de tipo
sistémico al encubrir apenas una idea preconcebida y a priori de ciertos
discretos elementos democratizadores.
Pero
el compromiso con la democracia ciudadana no concluye en un determinado statu
quo, sino que constituye un proceso histórico siempre orientado al avance.
1
Artículo completo en
http://elpais.com/elpais/2016/11/10/seres_urbanos/1478767051_442355.html
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