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Hacia una estética propia de la piel y el tacto (III)

Constantin Brâncuși (1876 – 1957) Puerta del beso (1938)

Una estética de la piel y el tacto trata de unas sensaciones que pudiesen considerarse las más primitivas del ser humano.
En efecto, hay en el tacto una condición de genuino, auténtico e inmediato. Esta quizá sea la condición primitiva u originaria de toda sensación: ir hacia los objetos mediante un irrefrenable impulso de reconocimiento. Estas cuestiones las he pretendido ilustrar con las realizaciones de Constantin Brâncuși, ya que cada una de ellas impulsa, de modo decidido y magistral, a tocarlas, más que simplemente contemplarlas. Y conste que no he podido, hasta el momento, tocar ninguna de ellas. Pero hay algo, difícil de definir, que vuelve patente el efecto.

Puede que cosas de esta naturaleza sólo podamos verificarlas al atravesar la puerta que nos propone el escultor. Quien haya podido, que nos narre su experiencia.

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