Antal Berkes (1874- 1938) La Plaza
Vieja (1938)
Puede que se sienta, por efecto de la nostalgia, equívocamente
idílico, pero al menos parece el
lugar habitado por una comunidad articulada con modos razonables de
civilización. Nuestras ciudades no tienen ni este semblante.
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Hay
ciertas visiones de las ciudades de antaño que recuperan una ciudad (y una
sociedad) que se nos ha escapado. No se trata ya de míticas Arcadias, sino de
lugares civilizados. Quizá se trate de modos de vida del que sólo nuestros
abuelos podrían haber experimentado. Ya sólo nos quedan los ecos, las sombras y
las supervivencias patrimoniales que aún pueblan nuestras atribuladas ciudades.
Algunos
sueñan con su rescate; otros anhelamos que la vida en nuestro inmediato futuro
no sea tan mezquina, amenazante y triste.
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