Caravaggio (1571- 1610) San Jerónimo
escribiendo (1606)
Cada una de las cosas en su lugar, según el orden impuesto por
Jerónimo, absorto en su tarea.
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El
gesto casi nimio de ir colocando las cosas en el sitio que parece ser el más
pertinente tiene mucho de arquitectónico, tanto como la delimitación material
del lugar.
Es el
cuerpo el que dispone las cosas en su derredor: cada objeto se sitúa a la mano,
dispuesto dócil a la manipulación distraída y segura en su habituación. Es el
cuerpo y sus acciones el que impone orden y concierto a las cosas de vivir. Es
el cuerpo el arquitecto aplicado a las regiones laxas de la construcción
cotidiana del lugar.
Mediante
la presencia estructurante del cuerpo, el orden de las cosas termina por
adquirir su hondo significado.
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