Peder. Severin
Krøyer (1851- 1909) Tarde de verano en
Skagen (1899)
Los
bordes suelen ejercer una decidida adhesión: las emociones suscitadas por los umbrales,
las fronteras y las costas son testimonio elocuente de ello.
Es
frecuente la sorpresa, pero también una cierta emoción difícil de definir
caracterizada por un estremecimiento sutil que sucede cada vez que trasponemos
un límite. Puede que se trate de un estado psicológico propio y diferencial del
habitar intersticios, crepúsculos o lugares liminares.
Pero
casi siempre resultan lugares intensamente vividos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario