Franciszek Żmurko (1859- 1910) A
la orden del Padishah (1881)
La mejor de las arquitecturas es la que portamos en los enigmas
del deseo. ¿Hay un lugar mejor iluminado, donde mejor reverbere la música de la
respiración, donde se aspiren las mejores fragancias y donde proliferen las más
tersas texturas?
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Por
estas razones es preciso navegar en los sueños.
Porque
en tras ellos está el motor de la condición humana y porque es el deseo el más
genuino origen de nuestro accionar en lo que atañe al proyecto de nuestra
existencia. No se trata de convocar a los fantasmas, a los espantajos de la
sinrazón o a las ilusiones: se trata de
descubrir la mecánica profunda que les mueve los hilos. Porque en la vigilia
sólo obedecemos al plan secreto que se ha urdido cuando el cuerpo se rinde al
reposo y la mente se agita.
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