Édouard Boubat
(1923 -1999) S/t, s/f
Hay
un gesto arquitectónico peculiarmente entrañable en la acción de abrazar.
Sucede
que no sólo se ampara el cuerpo del ser amado, sino que se lo separa del resto
del mundo. El deseo, de esta manera, constituye el lugar en donde dos personas
quedan atrapadas en una común esfera intensamente dominada por la emoción y el
afecto, a la vez que los mismos cuerpos, en su mutuo abrazo deciden
autoconfinarse y poner distancia mayor con respecto a todo lo demás. Entonces,
el lugar late sincrónico y el tiempo y el espacio dejan de ser lo que fueron
antes que todo esto empezara, que es la vida según merece ser vivida.
Una
arquitectura viva debería conservar toda la energía y toda la carga de deseo
que tienen los abrazos y debería equiparar en algo sus pasiones.
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