Toledo
Es claro que la cuestión de la sostenibilidad no
pasa solamente por el consumo energético. Básicamente se trata de una cuestión
cultural, esto es, que envuelve una serie de otros factores “no cuantificables”
tan importantes cuanto los energéticos, referidos a los hábitos de consumo, de
comportamiento social, de desplazamientos, de localización, de respeto a la
memoria acumulada, a la constitución de los lugares y a las relaciones que las
personas y las edificaciones mantienen entre sí y con el espacio en común; con
las transiciones entre lo individual y lo colectivo, entre lo público, lo
semipúblico y lo privado. Se trata de una intrincada red de interacciones entre
factores objetivos y subjetivos, entre lo real y lo imaginario y entre lo
material y lo inmaterial, cuando hablamos de sostenibilidad.
Jorge
Jáuregui
Las
clarividentes consideraciones de Jáuregui acerca de la sostenibilidad mencionan
un importante aspecto: la constitución
efectiva de lugares.
La
constitución de lugares es función principalísima del habitar. Cuando se
establecen adecuadas, dignas y decorosas relaciones entre las personas entre sí
y con respecto a las estructuras espacio-temporales que pueblan, entonces y
sólo entonces la vida humana tiene efectivo lugar. Y este constitucional tener lugar será sostenible o no será.
El
problema más profundo que aqueja a la vida contemporánea es la creciente
dificultad que tienen las más amplias mayorías sociales para tener efectivo
lugar en ciudades y territorios. Si se repasan todos los aspectos que se han
tratado con anterioridad acerca de la sostenibilidad, se puede concluir que
todos se sintetizan superiormente en la dificultad estructural de nuestro
habitar contemporáneo en la efectiva constitución de lugares.
Nuestra
actual urbanización sin ciudad nos transforma en furtivos fugitivos en un
agregado inconexo y anómico de no-lugares.
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